Buenos días.
Hoy os quiero hablar de un tema que me toca muy de cerca.
Obsesión por las notas, sobre todo por sacar la nota máxima.
Conseguir la nota más alta para ser el mejor parece ser el objetivo de muchos estudiantes.
En algunos casos, se suele arrastrar ese problema desde bien pequeños cuando, para algunos padres, el objetivo principal es que su hijo/a saque la máxima nota posible.
Aún persiste la falsa creencia de que quienes consiguen resultados académicos, son los mejores.
Las calificaciones académicas pocas veces evalúan cualidades como la creatividad, el liderazgo y la capacidad de trabajar en equipo, o la inteligencia social, emocional y política.
El principal objetivo de un estudiante, de los educadores y de los padres de los alumnos de menor edad debería ser alcanzar la mayor plenitud humana posible en todos los órdenes de su vida y además, de manera equilibrada.
Es necesario dejar de asociar el hecho de sacar buenas notas con ser más listo y mejor en todo. Este mensaje no es el correcto, y como tal, no debería de ser transmitido tan a la ligera.
La excelencia académica no es un factor determinante en la trayectoria profesional.
Dejando a un lado los alumnos de menor edad y sus padres. Ahora quiero hacer hincapié en los estudiantes adultos, como es mi caso, que a veces nos exigimos demasiado.
Os voy a contar algo que me ocurrió hace unos días. Desde que empezó el curso, he sacado un 10 de nota en cada uno de los 27 exámenes que he hecho. Perfecto, yo súper contenta. ¿Pero y el otro día? Llegó mi exámen número 28 y saqué un 9. Una nota excelente, nadie lo pone en duda. Pero a mí me creó un malestar horrible el hecho de saber que no había sacado la nota máxima. ¿Acaso es necesario? Soy muy consciente de que me conozco todas las asignaturas, he estudiado muchísimo, he pasado horas y horas estudiando y repasando. ¿Por qué me siento mal si saco un 9?
El malestar me duró un buen rato. Luego fui consciente de que era una tontería que estuviese en ese estado. Sé lo mismo habiendo sacado un 9 en vez de mi ansiado 10. De hecho, estoy segura que alguno de mis compañeros con un 5 tiene los mismos conocimientos que yo. En este caso, los nervios me jugaron una mala pasada y contesté erróneamente una de las preguntas. Una pregunta de esas que cuando repasas el exámen te dices a ti misma: ¡Pero seré tonta! ¡Si la he puesto mal y me la sabía a la perfección!💬
Por eso, con todo esto quería compartir con vosotros la reflexión de que hay que ser ambiciosos en esta vida, debemos tener expectativas y metas que cumplir, pero que no pasa nada por un suspenso. Y muchísimo menos, en este caso, sacar un 9 en vez de un 10. Fue una tontería mía. Intentaré que no me vuelva a ocurrir. No digo el sacar el 9, sino el comerme la cabeza por haber errado una pregunta. Aunque, conociéndome, siempre busco la perfección.😆Da siempre lo máximo de ti pero nunca te compares con los demás. Tu máximo puede que no sea el máximo de otro.
Ánimo y a seguir con los exámenes.💪
¿Tenéis alguna anécdota parecida?
¡Contadme!
¡Hasta pronto!💗
Vale amiga, ya lo pasé
ResponderEliminarNo sé quién eres. ¡Pero, gracias!
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